¿y a quién le importa si lloro por volverme pasado?

soy todo esto y vos no sos nada más que una miguita de pan.
¡qué suerte la mía!, te dejé entrar en lo más recóndito de mi cama y luego mencioné aquél cuento de Cortázar que trata sobre la paranoia de Lucas y sus observaciones inquietantes y el avance de la tecnología que aún lo logra vencer a aquella miguita de pan que se queda entre las sábanas para recordarnos el pecado del mediodía. también quise acordarme de la pequeña orquesta, pero eso sería entrar en el facilismo de sabernos conocedores.
mejor me acuesto un rato, pelo mojado, aureola en mi almohada... qué mediocres son los jueves a veces.





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el perfume de la abuela viaja a toda velocidad y lo empaña, se impregna y lo empaña.
y a mi alrededor solo sollozos sostenidos de los que nunca hablan, pero no saben callar.

pecado